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“Iglesia seleña” (de yeso) se halló siempre muy bien comunicada por encontrarse situada junto al antiguo camino real de Francia. El actual campanario de la iglesia es conocido entre los parroquianos como “la torre”. Tiene dos ingresos: uno al noreste grande (3,25 mts. de luz), de arco apuntado muy alto sobre el que destaca una saetera, y un portillo al noroeste (1,70 mts. de anchura) de arco de medio punto. Hay diversas saeteras distribuidas por los cuatro lados, aunque no se aprecian por estar cegadas. La torre es cuadrada, sobrepasando ligeramente los 8,50 metros de lado. Hasta un tercio de su altura tiene cierta forma piramidal, construida con lajas muy irregulares. El cuerpo de encima es de ladrillo, piedra y cal y en algún sitio incluso de tierra apisonada. Todo está revestido de yeso, cuyo desconche acentúa el aspecto de ruina y abandono. En lo alto destaca un pobre campanario compuesto de dos cuerpos hecho a base de un entramado de vigas.
Quizá estuviera levantada ya la torre cuando las luchas de Pedro I con su hermanastro, pues allí pernoctó un día el rey y es de suponer que no lo hiciera más que un lugar bien seguro. Ajunos documentos hablan vagamente de una cerca que rodeaba al pueblo. Entre el vecindario no queda memoria de que haya existido. En una toma de posesión por los duques, en 1727, se decía: “salieron al parage que llaman la Puerta de Burgos y en donde en señal de possesión… les mandó salir… y luego… asta llegar a otro sitio que llaman la puerta de Pancorbo…” La cita parece confirmar que sí la hubo, efectivamente.
En 1028 la reina Jimena daba al monasterio de San Millán su villa de “ecclesia Senlenia, ab omni integritate”. Se encontró entre los lugares reclamados por la condesa Dª María de Lara, en 1373, a Enrique II como propio de los señores de Lara. Este rey donaría Grisaleña a Pedro Fernández de Velasco, quien al redactar su testamento, en 1383, se lo dejaba “de por vida” a su mujer María Sarmiento. Después “Iglisaleña con su fortaleza e vasallos e rentas e pechos e derechos e jurisdicción civil e criminal, mero mixto imperio” entraría a formar parte del mayorazgo de 1458. En el catastro de Ensenada consta que el pueblo pagaba a los Velasco por derecho de “emina” 86 fanegas de cereales y 700 rs. por otros derechos.